Mis bienamados Hermanos en Cristo: muchos de ustedes se han dado cuenta que mi labor va muy encauzada a la atención de los niños. Yo me pongo a reflexionar sobre el amor tan inmenso, tan infinito que profesò nuestra Hermosa Madre, no solamente a Jesús Nuestro Señor, sino en la infinita ternura y gran amor por los niños. Esa dulzura tan inmensurable con la que la podemos ver en su casto pedestal.
Efectivamente, creo en su misericordia, pero me preocupa la vulgaridad humana. En la actualidad, a un niño, (en muchos lugares del mundo, aún en lugares que se dicen altamente civilizados), en vez de tratársele como lo que es, un ángel, se le trata de manera extraordinariamente infrahumana. En muchas de las ocasiones su modus vivendi es absolutamente despreciable y por demás lejos de la Ley de Dios EN ABSOLUTAMENTE TODOS LOS ASPECTOS, tal como se exhibe en la Revista National Geografic, septiembre de 2003, donde podemos ver los niveles de esclavitud infantil ¡en pleno siglo XXI.!
Situaciones tan inconcebibles como lo es la venta de niñas vírgenes (en México) de 12 años a los transportistas de la zona sureste de México, las cuales son “mejor pagadas” que las ya desfloradas. O la esclavitud en la India, donde un niño es vendido por sus padres a un precio de 35 dólares aproximadamente, a empresarios que requieren de mano de obra GRATUITA, o vamos, tan solo en los Estados Unidos que se precia de ser una potencia que se dedica a salvaguardar la integridad humana…SE CALCULABA QUE PARA SEPTIEMBRE DE 2003 HABÍA UN APROXIMADO DE 100 A 150 MIL ESCLAVOS!!!!!, Según el estadista e investigador estadounidense Kevin Bales*.
Teniendo en cuenta las cifras conocidas más aquellas que desconocemos por mera ignorancia, mi enfoque hacia los niños, además por la hipersensibilidad que ellos me provocan, me pongo a pensar que esos niños son el futuro del mundo, son quienes en un futuro llevarán las riendas y es el AHORA el momento que debemos rescatarlos, en primera instancia porque son el mejor regalo que Dios nos ha dado, prueba misma de su propia existencia y del milagro de la vida. Es el AHORA cuando hay que rescatarles por CARIDAD, PIEDAD, COMPASIÓN, y por nuestros propios hijos, quienes son los que o sufrirán la catástrofe de la desvirtud o la maravilla y gloria del conocimiento de Dios Nuestro Señor, que obligadamente ha de generar en nosotros un cambio personal de conciencia.
“Virgen Madre, que siendo niña cargaste en el vientre al Unigénito, Hijo de Dios Padre, a ti clemente y piadosa María, vengo a ti, con el dolor clavado de una madre, suplicante, para que no dejes en el desamparo a aquellos ángelitos que rondan por el mundo, abandonados por sus propios padres.
“Suplicante vengo a ti, la más miserable de tus siervas, a pedirte consuelo para aquellos ángeles que viven ignorantes de tu divina existencia. Madre pura y piadosa, te suplico que con tu virtud divina, aquellos niños, motivos del desprecio y el abandono de la inmundicia humana, sientan en algún momento de sus vidas, la suave caricia de tus manos, y el tierno acento en el arrullo de tu voz”
“Dulce Madre, no te alejes, tu vista ellos no apartes. Ve con ellos a todas partes y solos nunca les dejes”
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ahi tienes a tu madre.